José Martí


EL APOSTOL DE LA REVOLUCION CUBANA
Como historiador me resulta de gran emoción caminar en la historia reviviendo grandes figuras que tuvieron una destacada participación en sus entornos sociológicos. Los invito amigos lectores en esta ocasión a deslizarnos hacia a la Perla de las Antillas, Cuba y conocer a nuestro personaje, el patriota y liderato cubano José Martí.

No hay duda que Martí vino al mundo con un propósito ya establecido, desde su adolecencia el amor por su patria lo impulsó a luchar por la independencia de Cuba. El camino no fue fácil, en 1869 funda el periódico La Patria Libre, un semanario democrático donde ecribía acerca de ciertos temas. Más allá del entendimiento, su pensamiento de libertad lo lleva incurrir en diferentes incursiones, muchas de ellas no favorables.

Una de ellas acontece cuando es acusado de conspirador siendo condenado a seis años de cárcel que cumple en una cantera ubicada a dos kilómetros de la prisión. Todo ese tiempo que pasó con una enorme cadena sujeta a uno de sus tobilllos no mató el ideal que residía en su mente. En el año 1971 lo deportan hacia España, no pierde tiempo y se matricula en la universidad en la Facultad de Derecho. Comienza un folleto llamado El Presidio Político en Cuba donde impugnaba la acción española en la isla de Cuba.

Al proclamarse la Primera República Española en 1873, Martí le expresa al presidente don Estanislao Figueroa en un escrito donde le expone el caso de Cuba y su derecho a ser libre. Seguía el tiemo corriendo y en unión de su amigo íntimo Fermín Valdés Dominguez, cubano revolucionario y desterrado como él, se fue a Zaragoza, en cuya universidad se graduó de derecho y Filosofía en letras.

Su paso se agigantaba más y más trasladándose a México donde comenzó a laboral en la Revista Universal, aquí conoce a Carmen Bazán la que habría de ser su esposa. Para el 1877 se traslada a Guatemala, en cuya Escuela Central enseñaba literatura e historia de la filosofía. Cada movimiento de Martí resultaba un eslabón más en su cadena histórica como patriota.

Cuando fue firmada la llamada paz de Zanjón en 1878 regresa con sus esposa a la Habana donde en asociación al buferte de de su amigo Viondi, conoce la conspirador Juan Gualberto Gómez, y se pone en comunicación con el general Calixto García, presidente en Nueva York de un comité revolucionario. Para agosto de ese año se produce una gran insurrección en Santiago, en la Habana comienza el corre y corre y la agitación, la policía descubre grandes depósitos de armas y se arrestan un sinumero de personas.

Martí es deportado a España y Gómez a Ceuta, en 1880 José zarpa rumbo a Nueva York y se une a los dirigentes de la revolución cubana y publica varios artículos en revistas y periódicos de la tierra del Tío Sam. En 1881 infatigable por demás sale rumbo a Venezuela y allí publica una revista llamada Revista Venezolana, en torno a la cual se le une la juventud liberal. No obstante, su trabajo en la revista no le agradó mucho al presidente de Venezuela Guzmán Blanco que lo entrevista en torno a una información sobre Cecilio Acosta.

Inmediatamente luego de la entrevista Martí sale rumbo a Nueva York y comienza a colaborar en La Nación de Buenos Aires, invitado por Mitre, hace traducciones para la Casa Appleton, agrupa en torno a su persona a la emigración cubana y poco a poco se convierte en el verdadero organizador de la revolucción. El ideal de libertad comenzó a crecer y muchos quería hacer estallar la revolución en 1884 lo que resultaba prematuro debido a que no disponían de medios ni de armas para la gran insurrección.

Antonio Maceo se entrevista con Martí para ultimar detalles, pero surgieron algunas diferencias de criterio y no se llegó a decisión alguna. A pesar de que la reunión no resultó lo que esperaban siguieron trabajando sin perder las esperanzas. La personalidad de Martí comenzó a crecer como espuma tanto entre sus compatriotas como ante todos los países americanos.

La figura de Martí continuó en ascenso logrando ser consul de Argentina, Uruguay y Paraguay en Nueva York. Un consul español en Washington puso el grito en los cielos replicando: “Como un agitador es consul de países amigos de España”. De esta manera Martí renuncia a esta cargo y comienza una fuerte propaganda con aportaciones de los trabajadores del tabaco en Tampa y Cayo Hueso. Esto, sin dejar de mantener las relaciones secretas con los que en la isla trabajaban por el mismo ideal.

En 1892 se constituye el Partido Revolucionario Cubano, que agrupaba a todas las sociedades y entidades de índole revolucionarias. La situación maduró al traste de conseguir la participación de Gómez y Maceo para la campaña libertadora. Martí marcha a Santo Domingo para conversar con Gómez que es confirmado como comandante en jefe de la revolución, estrictamente militar. De ahí sale hacia Costa Rica donde se halla Maceo al frente de una hacienda donde trabajan sus hermanos José y Tomás, los generales Crombet y Cebreco y unos cincuenta patriotas más.

Maceo dentro del parlamento con Martí le replicó: “Para luchar por la independencia de Cuba estoy siempre dispuesto”. Los cuarteles generales de Martí estaban en Nueva York, aquí pronunció discursos, escribió artículos y panfletos multiplicándose la actividad. Viaja a México para buscar apoyo económico, regresa a Nueva York, compra armas y fleta barcos que llevarán el material a la isla. No obstante, una delación frusta la expedición, pero las armas son recuperadas.

Martí recibe ayuda económica de la patriota cubana Luciana Govín quien pone a merced del líder su cuenta en un banco neoyorquino. Marta Abreu también aportó una fuerte suma de dinero para el movimiento. Pacientemente vuelve a atar los cabos deshechos, quedan ultimados todos los preparativos para la invasión de la isla y discretamente desaparece. Llega a Montecristi para reunirse con Máximo Gómez, que lo espera, el 11 de abril de 1895 ambos caudillos y cuatro hombres más, navegando en un bote llegan a las costas de Cuba y desembarcan en la isla cerca de Guantánamo.

El líder consigna a Gómez, al llegar a la playa se arrodilló y beso la tierra. Se le unen al encuentro los patriotas que aguardan, y Máximo Gómez, junto con otros militares comunica a Martí que además de reconocerle como jefe civil de la revolución, le otorgan el nombramiento de mayor general. Todos los militares, soldados y campesinos le dan el título de presidente, aún cuando él ruega que le llamen solamente delegado. Cuba entera se pone a su paso y el 14 de mayo lega la expedición al valle Dos Ríos y acampaa la espera del general Masó, pese a estar demasiado cerca de los soldados españoles.

Llega Masó al frente con 300 solados, Martí habla a los combatientes que gritan : “Viva Presidente”. Gómez ordena el ataque a una columna enemiga creca de 1,000 hombres, en el encuentro Martí recibe un disparo en el pecho, no obstante, su muerte fue una perdida irreparable para los patriotas, pero la revolución prosigió su marcha hasta alcanzar la independencia, el ideal al que Martí había consagrado su vida.

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