Un humilde fraile que dedicó medio siglo de su labor pastoral a Camagüey y a quien se le atribuye una milagrosa curación, se convertirá el sábado en el primer cubano en alcanzar el camino de la santidad en Cuba, luego de que sus virtudes cristianas fueran validadas por el Papa Benedicto XVI.
El hermano José Olallo Valdés, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios y quien ejerció su ministerio a mediados del siglo XIX, será beatificado en la Plaza de la Caridad de Camagüey, por el cardenal José Saraiva, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, que viajó especialmente desde El Vaticano.
La designación de beato es un paso previo a la canonización, cuando una persona es declarada oficialmente santa por la Iglesia Católica.
En una declaración oficial, el Papa Benedicto XVI expresó su deseo de que el ejemplo virtuoso del beato fray Olallo "ayude a la Iglesia en su misión evangelizadora, y conceda una renovada vitalidad apostólica a todos los cubanos que se glorían de ser discípulos y misioneros de Jesucristo''.
El Pontífice indicó que confiaba al pueblo cubano bajo la "protección celeste'' del nuevo beato, "especialmente a los enfermos y a los operadores sanitarios''.
Fray Olallo es el segundo cristiano de origen cubano que alcanza la senda de la santidad. Antes le precedió el fraile José López Piteira, que nació en Cuba pero ejerció su ministerio en España, y fue beatificado el 28 de octubre del 2007 en Roma.
Nacido en La Habana el 12 de febrero de 1820, el padre Olallo fue abandonado en una casa cuna de La Habana, y desde muy temprana edad mostró su espíritu de servicio a los más necesitados, especialmente los enfermos.
En Camagüey se respira un ambiente de fiesta. Con semanas de anticipación, los vecinos participaron en los arreglos de la Plaza de la Caridad, donde tendrá lugar la ceremonia de beatificación. Miles de imágenes de fray Olallo han sido distribuidas y muchas colocadas en las puertas de las casas, para expresar su devoción a un hombre que es parte de la tradición y la cultura camagüeyanas.
"Es la primera vez que tenemos una celebración de esta índole en Cuba'', afirmó desde la isla el obispo auxiliar de La Habana, monseñor Juan de Dios Hernández Ruiz.
"En el Antiguo y en el Nuevo Testamento aparece la llamada a la Santidad, y ahora tenemos un hombre cubano que lo ha logrado, y esto para nosotros es una gracia muy grande, no sólo para los católicos sino para todos los cubanos'', agregó.
El prelado explicó que "cuando un hombre vive la misericordia, la ofrenda, la entrega generosa de sí mismo, la caridad hacia los más pobres y desvalidos como lo ha hecho el padre Olallo, ese hombre atraviesa el umbral de la historia para colocarse más allá de ella. Por eso un hombre de esa fibra no sólo pertenece a la Iglesia Católica, sino a toda Cuba''.
El proceso de beatificación que comenzó en 1990 superó exitosamente las objeciones del llamado ‘‘abogado del diablo'', que es el clérigo que según el Derecho Canónico tiene la misión de refutar con bases sólidas todas las virtudes que se le atribuyen al nuevo santo.
Para su postulador, el padre Félix Lizaso, fray Olallo cumplió su vida "practicando las virtudes cristianas y religiosas, principalmente la asistencia a los enfermos y la caridad''.
"Fue un gran enfermero que hacía oficios de cirujano, de médico, de farmacéutico y hasta educador de niños pobres'', indicó el padre Lizaso desde Camagüey.
"Fue llamado por la gente ‘el padre de los pobres y apóstol de la caridad' '', señaló el sacerdote, que comenzó a trabajar por la causa del hermano Olallo a petición del entonces obispo de Camagüey, monseñor Adolfo Rodríguez.
Una atribulada familia camagüeyana dio testimonio de que su devoción al fraile Olallo salvó la vida de la pequeña Daniela Cabrera, que estaba al borde de la muerte.
En 1999, a la niña de 3 años le descubrieron un tumor que le abarcaba todo el vientre y los riñones, durante un examen médico en el Hospital Infantil de Camagüey.
Los médicos les dijeron a los padres de la niña, Rafael y Yamile Cabrera, que el cáncer de Daniela era terminal y les sugirieron que la llevaran a su casa para acompañarla en sus últimos días.
"Estaba totalmente destrozado'', recuerda Rafael Cabrera, en un testimonio documentado por la Arquidiócesis de Camagüey.
Cabrera aseguró que el médico que atendía el caso de su hija, Matías Díaz, le advirtió: "Vete preparando porque tendrá una muerte horrible''.
" ‘Pídele a Dios que no sufra tanto, que muera con tranquilidad', me dijo el doctor Díaz y yo le respondí que mejor le pediría que me la sanara'', relató Cabrera.
Fue entonces que el matrimonio Cabrera y los miembros de su parroquia comenzaron a pedirle intensamente al fraile Olallo por la curación de la niña.
Cabrera declaró que acudió a la devoción del hermano Olallo por consejo del párroco de la Iglesia Nuestra Señora de la Soledad, el padre Francisco García. "Fue un hombre que se dedicó toda su vida a curar enfermos'', dijo el sacerdote.
Según el relato, que fue incluido en los documentos de la postulación, Cabrera dijo que durante una estancia en el centro hospitalario y cuando le rezaba al padre Olallo, escuchó una voz suave que le daba mucha paz.
"La voz me pidió que sacara a la niña al patio del hospital y que entonara cantos de alabanza y así lo hice''.
Estando en su casa el 13 de septiembre de 1999, la niña se despertó con terribles dolores y sus padres la llevaron nuevamente al hospital.
Allí, los médicos le comunicaron que sus riñones habían colapsado, que el volumen del tumor se había incrementado y que ya estaba en su etapa final.
Sin embargo, Cabrera escuchó la voz dándole aliento. "No temas. Ella está bajo la protección de Cristo''.
El 17 de septiembre, según Cabrera, la voz le indicó que le diera de beber agua a la pequeña, y que rezara colocando al mismo tiempo su mano derecha sobre el tumor.
Al día siguiente, súbitamente, escuchó la voz que le dijo: "ya paramos la enfermedad''.
Ese mismo día, su esposa Yamilé Cabrera notó con sorpresa que la niña se estaba recuperando rápidamente.
Según los recaudos del proceso de beatificación, los propios médicos del Hospital Infantil de Camagüey confirmaron que en los sonogramas ya no aparecía el tumor ni daño alguno en los órganos que habían estado afectados.
Daniela había sanado.
La noticia de la curación corrió como reguero de pólvora por la ciudad y llenó de alegría al pueblo camagüeyano.
Alegría que hoy se magnifica con la beatificación del padre Olallo, y que traspasa las fronteras llegando también al sur de la Florida.
"Toda la Iglesia celebrará con gozo este acontecimiento de que el padre Olallo, un niño abandonado que no conoció a sus padres, sube a los altares y es proclamado ‘Bienaventurado' '', afirmó monseñor Agustín Román, quien recopiló los testimonios y relatos de los feligreses camagüeyanos sobre la vida del padre Olallo en un escrito titulado El hábito no hace al monje.
"Es que su historia estaba escrita en el corazón de la gente'', expresó monseñor Román.
El rector emérito de la Ermita de la Caridad del Cobre en Miami afirmó también que la obra del fraile Olallo se puede resumir en la palabra "misericordia''.
"Por ello lo llamaban ‘el testigo de la misericordia' '', recalcó.
La celebración en la Ermita de la Caridad comenzará el sábado al mediodía con una misa, seguida de jornadas de oración y la exhibición de un video sobre la vida y legado del fraile.
"Queremos invitar a toda la comunidad del sur de la Florida para compartir la alegría de toda la Iglesia por la beatificación del padre Olallo, un hombre que dedicó su vida a los pobres, a los desvalidos y a los enfermos'', subrayó monseñor Oscar Castañeda, rector de la Ermita de la Caridad.
Fraile cubano camino a la santidad
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